
En la ceguera impertinente
de los días junto a ti
he reciclado suspiros
enmarañada en tu ternura
en tu dulce contención.
Ni siquiera he podido
reunirte en todos mis sueños
con la realidad certera
de tu ausencia pertinaz.
En la cárcel tan austera
del deseo arrollador
he de sentirme completa
en la simbiosis perfecta
que resume esta pasión.
Ni siquiera he podido
aislarme en cada paso
del resto de los humanos
pero ya no somos dos.
En la sencillez precaria
de silencios desiguales
he asumido esta tortura
de tenerte y no tenerte
extraña crucifixión.
MIR
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