miércoles, 28 de octubre de 2009

Pretendía


Pretendía yo un alma
que supiera del mundo
que me hablara de cielos
y de mares profundos;
que supiera sonetos
que escribiera poesías,
que leyera tragedias
y entendiera teorías.

Pretendía yo un alma
que supiera de historia
que me hablara de guerras
de héroes sin glorias,
que supiera de mitos
de los dioses romanos
y tuviera el misterio
del saber en sus manos.

He encontrado yo un alma
que no sabe de ciencias,
que vivió demasiado
en su poca existencia
que ha perdido mil cosas,
que arriesgó sin medida
y perdió, sin saberlo,
el sabor de la vida.

Esta alma no sabe
ni de Joice ni de Dante
no ha leído a Cortázar,
ni a Platón, ni a Cervantes,
no escribió ningún libro,
no recita poemas,
pero lleva la sangre
del rebelde en las venas.

Esta alma que quiero
ha apostado a mi amor
no le teme al futuro
ni le escapa al dolor,
sabe todos mis logros
y también mis fracasos,
tiene siempre un refugio
para mi entre sus brazos.

Esta alma que quiero
sabe, sí, de mi historia,
ha leído mis ojos,
me escribió en su memoria
ha sabido abarcar
el amor en su esencia
se entregó por completo
al saber de mi ciencia
transformó mis teorías,
se ha rendido a mi ley
y ha inventado este cuento
donde, a cada momento,
puede ser mi vasallo,
duque, príncipe o rey.

MIR

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